El ADN contiene la información genética de nuestro organismo y ofrece una identificación única de cada persona. Esta molécula nos permite, entre muchas otras cosas, analizar sus variantes para dar a conocer las enfermedades hereditarias que pueden llegar a afectar a las futuras generaciones.
Aunque todavía no es una práctica muy extendida en España, cuando una persona fallece, sus familiares pueden tomar la decisión de conservar una muestra de su ADN antes de enterrarla o incinerarla. ¿El principal objetivo? Ayudar a la detección y prevención de enfermedades en sus descendientes.
Proceso de extracción del ADN en personas fallecidas
La extracción y posterior conservación del ADN es un servicio que, poco a poco, van ofreciendo cada vez más funerarias y depósitos privados fundados con este fin. En el caso de CrioGene, el proceso es muy sencillo para facilitar al máximo la contratación de este servicio en un momento delicado para los familiares.
El primer paso es autorizar la toma de muestras biológicas del fallecido por parte de nuestro personal, que se desplaza hasta el lugar en el que se encuentra la persona.
Una vez se han conseguido estas muestras, se extrae el ADN verificando y controlando su calidad para su posterior conservación. CrioGene conserva 4 copias de la muestra, las cuales se guardan en distintos emplazamientos y a diferentes temperaturas, con el fin de garantizar una correcta custodia.
Una vez que las muestras se encuentran a buen recaudo, el cliente recibe un certificado con la acreditación del proceso, los datos de calidad de la muestra y su número de expediente.
Aunque la extracción de ADN post-mortem suele ser una práctica desconocida por la mayoría de las personas, lo cierto es que puede ser de gran ayuda para el cuidado de la salud de sus descendientes. Si tienes alguna pregunta, no dudes en ponerte en contacto con nuestro depósito privado de ADN. Estaremos encantados de atenderte.